El Descubrimiento del Espíritu

A Viviana Rodríguez Quispe, una toma de yagé le dio la ruta para descubrir el espíritu del ají. Fue así como comenzó a reconocer en él, no solo un ingrediente, sino un guardián, algo vivo, que protegía, que enseñaba, que daba sentido.

La Guía Espiritual del Yagé

"Yo tomo ayahuasca. Hace 20 años, hace 20 años empecé este proceso con la comunidad Quillacinga, comunidad Xoa-na. Entonces desde el proceso para mí es una guía espiritual, entonces desde el entender cómo uno puede ser madre, ser mujer, ser amiga, ser trabajadora, ser mamá..."

La Promesa Nacida de la Fe

Algo que había estado allí, esperando el momento adecuado, en un abrazo Viviana lo sintió:


"En nombre del Señor Jesucristo, aquí lo declaro. Y vamos a crecer y tenemos que crecer y voy a crecer por esta niña que viene en camino y por ese muchacho que necesito dar universidad a ese muchacho", recuerda, con la mirada encendida por la fe y la persistencia.

El Reto de Encontrar el Espíritu del Ají

Viviana Rodríguez pasó de una "mesa humilde" a ver su nombre en "Las Empanadas de Vivi". En medio de la incertidumbre de su embarazo y dificultades económicas, una convicción floreció: una buena empanada merecía un buen ají. Así nació su primera salsa, con rocotos del altiplano nariñense, machacados con cebolla, limón y sal en un gesto ancestral. Este ají no solo acompañaba sus empanadas, sino que transformaba la experiencia de comerlas.

Vulnerabilidad y Fortaleza

"Pues lo que pasa es que para estar aquí en el ají pasaron hartas cosas. Uno debe de ajustarse al ser juicioso, ser responsable y de tener en cuenta que atrás de mí hay dos hijos. (...) Estaba vulnerable económicamente, sentimentalmente, anímicamente. Y embarazada. (...) Mientras hacía empanadas, yo lloraba, pero mientras iba a vender, me tocaba limpiarme las lágrimas y seguir luchando."


El "ají de Vivi" se hizo popular por su sabor auténtico que reconfortaba. Tras esa salsa, Viviana sentía un llamado del territorio y de un espíritu ancestral ligado al ají.

La Esencia Más Allá del Aderezo

"Cuidarnos, proteger el territorio, cuidar, dar esa fuerza, dar esa armonización (...) Parte desde ahí la esencia, la esencia andina..."


Eso decía Viviana, mientras la piedra de las abuelas se encontraba con el ají... Sin todavía nombrarlo, Viviana comenzaba a reconocer en el ají no solo un ingrediente, sino un guardián. Algo vivo, que protegía, que enseñaba, que daba sentido.

Ese llamado fue creciendo, como una semilla plantada en el corazón.

Aunque la venta de empanadas y ajíes empezaba a hacerse su nombre en El Encano, el alma de Viviana seguía habitando una tristeza profunda. Fue en uno de esos días, entre la rutina de la venta y el cansancio, que aquella voz -la misma que un día le susurró entre el hervor del ají- volvió a visitarla. Un susurro cálido, antiguo, que le decía bajito: ahora, ahora es el momento.

La Sabiduría del Territorio y las Abuelas

En las noches de remedio... Ella escucha, envuelta en ese vientre de monte:


"Entonces ahí fue donde el remedio (...) me dijo vincules el resguardo, vincule y sienta y mire y conozca lo que es el territorio, lo que hay. La sabiduría de las abuelas..."


Cada nombre de ají era una semilla de memoria. Cada fruto, un retazo del tapiz de sus abuelas.

Historia, Amor y Resistencia

El espíritu, paciente, le enseñaba que no caminaba sola: que en sus manos ardía toda una historia hecha de fogones, cantos y lágrimas dulces.


“Poder generar (...) empleos (...) Y empoderarnos en amar a la familia, a los hijos, a los abuelos, a mis empanadas, al ají, a mis piedras, al tejido propio..."


Amar era el acto más rebelde y sagrado. Amar los tejidos gastados, las manos agrietadas, los sabores que vibraban en el paladar como campanas antiguas. Pero no todo era dulzura. El espíritu también mostraba las heridas, los caminos torcidos que la vida había marcado.

En una noche oscura de silencio el espíritu le susurró:

"Entonces en un momento me decía el remedio, el mal vivir, el mal vivir Viviana, no hacía que tú fluyas."


Comprendió entonces que debía sanar, no solo el cuerpo, sino la manera de habitar su propia existencia.

En una nueva madrugada de remedio (...) las abuelas (...) le abrieron su memoria:

"Después en otra toma de remedios me dice Viviana, tienes que buscar el ají, entonces me mostraba un mandala del ají, el ají rocoto en el centro, los ajíes de clima frío y los ejes de clima cálido. Entonces ahí yo entendí que debía de buscarlos y ahí fue donde yo fui a escudriñar, donde las abuelas de Potrerillo, entonces aquí me decían está el ají amarillo comino, está el ají coral, está el ají topito, está el pique, está el diablo, está la patica de perro, está el ají de colores, está el pichingo de perro, está uno que se llama limo. Entonces de ahí ya entendimos."

Y el monte, generoso, le mostró su rostro de abundancia:

"En el remedio tú sientes alguien que te habla, pero en él el espíritu del ají, sientes alguien que te acompaña. Es el acompañamiento de él. Pero el que nos da el consejo es el remedio, el yagé. Él me da el consejo. Y el espíritu del ají es quien me acompaña. Entonces, aquí está el remedio, aquí está el espíritu del ají., me dan el consejo, y él redondea las ideas. El espíritu del ají redondea las ideas, y el espíritu del yage me da el consejo"


"El espíritu del ají redondea las ideas. Y el espíritu del remedio me da el consejo."

Cómo la Experiencia y sus Aprendizajes han Repercutido en su Vida Actualmente

Desde entonces, el espíritu guio a Viviana más allá de la cocina, sembrando resistencia y coraje en su vida. Su familia creció, y el espíritu del ají permaneció firme.


En 2025, una avalancha arrasó El Encano, un grito de la tierra ante la explotación, destruyendo el turismo y dejando a la comunidad sin sustento. Viviana sintió profundamente la tragedia inminente.

El Presagio en el Aire

El silencio tenso del territorio antes de la tormenta...

Murmullos en el Agua

El reflejo inquietante de lo que está por venir...

El Lamento y la Culpa

"Pues no sé si yo estaré mal, pero toda la gente siente que está afectada. Todos nosotros estamos afectados por la avalancha, por los árboles, no tenemos trabajo, no tenemos nada de eso. Entonces yo les decía Pero ustedes hablen, ustedes se quejan y todo lo que pasó allá arriba. La orquídea llora, el árbol llora, Los animales lloran. A ellos se les perdió una casa y nadie siente, y ¿por qué dicen que ustedes son los más afectados? Entonces seamos empáticos, seamos empáticos y todo lo que pasó allá arriba es una muerte. Pero como a nosotros no nos duele, como no es el ser querido. Entonces nadie va a pelear, y ¿el culpable quien es? ¡Uno! Porque igualmente este río, su caudal viene por aquí, entonces ellos qué hacen, siguen socavando o quitándole partes al río o rellenando el río, entonces el río pide su cauce. Entonces el río vino con toda la euforia que tuvo y dijo: Por aquí es mi lindero." dice Viviana.


La avalancha, entonces, se convirtió en un símbolo de lo que el ser humano había hecho con el mundo.

La Furia y la Sanación

A medida que el dolor se apoderaba del territorio, Viviana seguía buscando la sabiduría en lo profundo de la naturaleza...


"La Madre Naturaleza ya habló (...) ella se cansa y ahora sí habló con furia. (...) nadie somos conscientes..."

En el caos, el espíritu recordaba a Viviana la sanación espiritual. Ante la furia de la tierra, entendió que la vida se renueva con dolor. "'Y el espíritu del ají redondea las ideas. Y el espíritu del remedio me da el consejo'", pensaba, aprendiendo del territorio y el remedio a resistir el ciclo de vida y muerte.

El Círculo Ancestral

La energía de la familia, la conexión con las raíces...

La Misión Revelada

En una ceremonia familiar, Viviana conectó con sus raíces y el espíritu ancestral, sintiendo una energía palpable. La manifestación poderosa del espíritu del ají reveló su magnitud, encomendándole la misión de ser la fuerza transformadora ante el "llanto" de la tierra y su "herida abierta". Con renovada determinación, Viviana supo que su defensa del territorio y su gente apenas comenzaba, guiada por el espíritu ancestral.